viernes, 9 de febrero de 2007

La Iglesia una vez mas entra en Política


Dicen los Obispos. "El nuevo texto sometido a votación tiene un amplio apoyo parlamentario. Esto es positivo, aunque el consenso no es el último criterio para valorar moralmente un cambio legal" es decir, los Obispos opinan que la voluntad popular, reflejo de las urnas, no es suficiente para legislar, sería bueno que nos explicaran que mas se necesita, ¿su opinión tal vez?



La Iglesia afirma que «el fundamento y la razón de ser de la autoridad política, así como la justificación moral de su ejercicio, en el gobierno y en la oposición, es la defensa y la promoción del bien del conjunto de los ciudadanos (...) Ese servicio al bien común es el fundamento del valor y la excelencia de la vida política». Aquí explican los Sres. Obispos que la política está basada en el bien común, por si alguien lo dudaba.



El Papa nos ha recordado recientemente que "conviene ponerse en guardia frente al riesgo de un ejercicio de la democracia que se transforme en dictadura del relativismo, proponiendo modelos antropológicos incompatibles con la naturaleza y la dignidad del hombre". O sea el estado debe legislar para todos a la vez, pero no puede cambiar las reglas del juego que la iglesia durante siglos ha incrustado en la política.



"Apreciamos con satisfacción que el Estatuto recoge ampliamente y desarrolla los derechos sociales de los ciudadanos, particularmente los que asisten a las personas discapacitadas o dependientes; a los jóvenes que se incorporan al trabajo; a los ancianos; y a las minorías sociales cuya identidad cultural e integración el Estatuto ampara". Aquí dicen que el estatuto es bueno socialmente



Sin embargo, la regulación de los derechos y los deberes que se hace en el Título I del Estatuto sigue siendo preocupante. No es nuestro cometido pronunciarnos sobre la pertinencia jurídica de que estos derechos, que ya están regulados por la Constitución, formen parte de un Estatuto de Autonomía. Vemos, sin embargo, con inquietud cómo están redefinidos algunos de esos derechos, como los que se refieren a la protección íntegra de la vida humana y a la protección de la familia basada en el matrimonio verdadero. Pues nada, con no preocuparse tenemos bastante, cada uno a lo suyo, vale



En el nuevo texto persiste una regulación de los poderes públicos claramente intervencionista, que atribuye a la Administración pública una capacidad para controlar demasiados aspectos de la vida social, con un protagonismo que pone en riesgo el desarrollo democrático de la sociedad. y aquí dicen que eso no lo puede hacer el estado, sin embargo se omite que ellos si lo han hecho durante siglos, han pasado sobre los derechos individuales, oprimiéndolos



" En particular, no podemos menos de hacer las observaciones siguientes:
Algunos artículos pueden dar protección jurídica a graves ataques a la vida humana, que la ley debe tutelar y amparar desde el momento de su concepción y su fase inicial de desarrollo hasta su fin natural" Bajo la premisa de la vida es de Dios, impiden que el ser individual elija sobre su propia vida.



El Estatuto hace concesiones a la «ideología de género» vigente, que propone una pretendida valoración neutra de la sexualidad humana de espaldas a los fundamentos antropológicos de la diferenciación de los sexos y de su complementariedad. Si estos señores reconociesen las valoraciones neutras, no habría tantos escándalos con pederastas dentro de la Iglesia.



El texto que se somete a consulta equipara los efectos jurídicos del matrimonio, y de la familia fundada en el matrimonio, a otro tipo de uniones. Esta equiparación inevitablemente acaba por debilitar y desestabilizar el matrimonio y la familia. Sres. Obispos, dejen que el que quiera se case con quien quiera, y donde quiera, Ustedes seguid casando como Dios manda, el resto nos casaremos cono la ley permita.



El Estatuto incluye en su articulado que la educación pública, definida como laica, «conforme al carácter aconfesional del Estado», «tendrá en cuenta las creencias religiosas de la confesión católica y de las restantes confesiones existentes en la sociedad andaluza (art. 21, 2). No obstante, esta afirmación no es garantía suficiente que evite dar cobertura a políticas laicistas que no reconocen el valor social y la dimensión pública de la religión como derecho fundamental de la persona. La Constitución de 1978 habla claramente de una colaboración de los poderes públicos con la Iglesia Católica y con las demás confesiones religiosas. Y la burra al trigo... La ley es laica, demasiados privilegios mantenéis desde siglos, cada persona en su ámbito privado puede ser lo que quiera, sus creencias son suyas, en el conjunto de la sociedad no deben de existir creencias universales, ese ámbito se debe ser laico.



La tutela efectiva de la libertad de la Iglesia Católica en Andalucía forma parte de la salvaguarda de la identidad histórica de nuestro pueblo, en el pasado y en el presente. Por eso, llama la atención que en el Preámbulo en el que se hace una reflexión sobre la identidad y la historia de Andalucía no se haga mención alguna a la cultura cristiana de la sociedad andaluza y española. Volvemos a lo anterior, Sres. Obispos ustedes en vuestras pastorales habláis de la identidad política, también podíamos hablar del daño que el nacional catolicismo le hizo a este país, o como el clero siempre encontró consuelo junto a nuestros queridos "señoritos"



"Las leyes reciben su legitimidad del respeto a los derechos fundamentales de la persona y de los grupos sociales, tal como son declarados y defendidos por la doctrina social de la Iglesia". Afortunadamente las leyes toman su legitimidad cuando son votadas por mayoría.



Al hacer estas observaciones, no dejamos de exhortar a los católicos, y a todos los ciudadanos, a la cooperación en la búsqueda del bien común, y de la solidaridad con todos los territorios y pueblos de España, que incluye en nuestro caso concreto una llamada encarecida a la reconciliación social entre todos los ciudadanos que sigue siendo necesario fomentar. Otros como el PP, que el Estatuto no va contra la unidad de España, estén tranquilo, y como dijo uno al que hacéis poco caso, "dad al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios" es decir Sres. Obispos a cuidar solo vuestros rebaños, y dejar tranquilo al vecino.

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